“Conversatorio Internacional sobre educación de personas en contextos de encierro: una praxis transformadora” es el nombre del encuentro virtual que ofreció la Facultad de Educación de la UNCUYO a docentes, educadores, personal de gestión y profesionales vinculados a la temática.
La propuesta buscó compartir relatos y experiencias de educación de personas en contextos de encierro, con el objetivo de fortalecer las prácticas educativas y proyectar futuras acciones.
En la apertura del encuentro la decana de la Facultad de Educación, Ana Sisti, destacó el desafío de poder trabajar en este nuevo territorio y comentó que el aprendizaje del camino recorrido y de la experiencia adquirida permitirán hacer aportes para lograr el crecimiento en esta modalidad educativa.
“Nos parece importante y fundamental, en esta situación, el derecho de las personas privadas de libertad de poder acceder a la educación universitaria”, dijo Sisti.
En esa línea también habló la decana de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCUYO, Claudia García quien destacó la importancia de esta instancia: “Como Universidad llevamos 12 años en educación en contextos de encierro, lo cual es un orgullo para nosotros y creemos fundamentalmente en esta posibilidad”.
La situación en Brasil
El psicólogo brasilero Renan Luiz Senra Barbosa fue el primero en disertar. Como tema introductorio habló acerca del sistema penal de Brasil, y comentó que desde la década del 90 la población carcelaria aumentó un 700% – con un crecimiento de 30 mil personas detenidas a cada año- y donde casi la mitad de las cárceles involucran delitos contra la propiedad.
“En este contexto, la educación sin duda juega un papel muy importante, ya que posibilita la reinserción social de las personas privadas de libertad y es vista como un derecho en la Ley de Educación Penal de Brasil”, dijo Renan.
A pesar de esto, explicó que sólo un 12% de la población privada en Brasil está involucrada en algún tipo de actividad educativa y que la situación de las mujeres es un poco menos precaria, donde 23% participa de actividades escolares. “Cómo se puede ver la precariedad de la asistencia ofrecida, hace relevante evaluar la calidad del servicio educativo ”.
En este contexto, explicó que la educación es un motor que puede marcar la diferencia para las poblaciones marginadas. “Nuestro trabajo apunta a la necesidad de instruir a las personas encarceladas utilizando todas las metodologías, conocimientos y prácticas”.
La experiencia en Puerto Rico
Wanda Ramos Rosado, doctora en Educación de la Universidad de Puerto Rico, agradeció la invitación a participar del encuentro y compartió su experiencia como integrante del proyecto que realizó la Universidad de Puerto Rico en conjunto con el Departamento de Corrección y Rehabilitación del País.
Contó que esta iniciativa se titula Estudios Universitarios para Personas Confinadas y fue gestada en verano 2014, donde participaron varios profesores y profesionales.
“Quizás el mayor logro fue que por fin Puerto Rico retomó los estudios universitarios en el sistema penal, donde los estudiantes en confinamiento fueron recibidos en el recinto de Río Piedras de la Universidad Estatal del País, y era la primera vez que se admitían como estudiantes regulares”, comentó.
Para finalizar, Rosado habló sobre las observaciones del personal de penal, entre las que se pueden mencionar que no hay participación de los estudiantes en actos violentos en la cárcel, que hay una fraternidad entre ellos y se ven a sí mismos como compañeros. “Cuando se les pregunta qué quieren hacer o qué quieren lograr, antes de hablar de una profesión, el supremo para ellos es el de ser un mejor ser humano”.
Educar para la libertad
José Antonio Caride, doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de Santiago de Compostela fue el último en disertar.
Caride entiende que la educación de personas en contexto de encierro es un desafío, una una praxis transformadora que supone hacer de la formación un proceso de transformación.
“Yo diría que es una invitación para repensar la educación como un bien común, esa posibilidad que nos damos y que debemos darnos a lo largo de toda la vida en cualquier tiempo y lugar efectivamente para construirnos como mejores personas y como mejores sociedades”, finalizó.