Autores:  Luciana Mignoli

Referencia: I Encuentro hacia una Pedagogía Emancipatoria en Nuestra América. Centro Cultural de la cooperación Floreal Gorini. Directores de Publicación Pablo Imen, Pablo Frisch y Natalia Stoppani. Publicación Anual- N° 1. ISSN: 2347-016X

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Resumen

Tanto el manicomio como la cárcel son consideradas instituciones totales, en donde el poder se muestra de la manera más manifiesta y brutal. Encerrar a una persona no es solamente encerrar su cuerpo; es encerrar su historia, su identidad, sus ideas y sus palabras.

Existen numerosas iniciativas comunicacionales en instituciones de encierro. Que pueden ir desde un simple periódico de cuatro páginas fotocopiado hasta una emisora de radio propia.

Pero más allá de su magnitud, ¿qué pasa con las voces de los protagonistas? Muchas experiencias bienintencionadas nacen de la premisa “Le damos voz al que no tiene voz”. ¿Pero acaso alguien puede jactarse de otorgarle voz a un “otro”? En este esquema, muchos trabajadores se posicionaron como “dueños” de los proyectos de comunicación y hacen visitas guiadas por las instituciones totales, fetichizan el encierro y se constituyen como un engranaje más de la despersonalización de las personas privadas de la libertad. Entonces, las voces siguen tercerizadas, concesionadas, intermediadas.

Este trabajo se propone reflexionar sobre los desafíos que enfrentan los proyectos de comunicación nacidos a la luz del encierro en la búsqueda de la construcción genuina de experiencias de comunicación genuinas, autogestionadas y propias.

Comunicación y Encierro: La palabra tomada